viernes, 31 de mayo de 2013

Chucho, el taco.



Sin conocerlo mucho, un día llegó con mi hermano y me dijo que iría con nosotros a Acapulco, sólo le pregunté es si tenía el dinero que les habíamos pedido para ir y regresar, cuando dijo que si, su lugar estaba seguro. Lo único que sabía sobre él, era que su mamá era la señora Martha y que era uno de los amigos de mi hermano. 

Ahora, con la oportunidad de ver hacía atrás, me alegro mucho que él haya estado presente en uno de los mejores viajes de mi vida.

El tiempo pasó y dejó de ser un desconocido, se convirtió en uno más de la banda, y empezó a ser común encontrarlo en la esquina con los demás carnales; incontables veces reímos, hablamos de nuestros problemas, del trabajo, nos decíamos de cosas, nos burlábamos unos de otros y hasta cantamos juntos después de varias cervezas.

Chucho era de esas personas que cada vez son más difíciles de encontrar, tenía una gran nobleza que se hacía evidente en cuanto lo conocías, se preocupaba por los demás, si le pedias ayuda siempre encontraba la forma de brindártela, era un buen padre, cambiaba los regalos y las cosas materiales que no podía darle a sus hijos por el tiempo que pasaba con ellos, si tenía un problema, te lo contaba tal cual, si necesitaba de ayuda, la pedía sin pensar y a pesar de no tener una vida fácil, era muy feliz.

Un buen día se convirtió en mi “cuñado” la primera vez que lo vi en la esquina después de que supo que su hermana y yo éramos novios, le invite una cerveza y le pedí que no cambiara la forma en que él y yo nos hablábamos, le dije que primero éramos amigos y que la única diferencia era que ahora lo vería en las reuniones familiares; sólo me dijo: no hay pedo, sé que vas a tratar bien a mi hermana.

Un día nos dijo a su hermana y a mí que se sentía mal, que llevaba tiempo con los mismos síntomas; a pocas semanas, nos dijeron que se había puesto muy mal y que lo habían llevado al hospital; días después, nos empezaban a hablar de sus riñones, de sustancias que estaban donde no debían estar y de diálisis… todo pasó muy rápido, creo que nunca asimilé la gravedad de la situación y siempre pensé que se recuperaría y todo estaría bien; sin tiempo aún para entender lo que pasaba, Chucho nos dejó.

La familia aún no superaba del todo la pérdida del joven, el jefe de la familia que nos había dejado exactamente seis meses antes y tenía que afrontar otra vez el tremendo sufrimiento de perder a uno más de sus miembros. Nunca estás preparado para algo así, sabes que vas a morir porque es inevitable pero vives creyendo que tú y todas las personas cercanas a ti van a vivir muchos años y morirán algún día cuando tengan 70 o más años…

Ver a la familia pasar otra vez por circunstancias tan devastadoras en tan poco tiempo fue un duro golpe, la impotencia de no poder hacer nada es tremenda, la frustración y el enojo de ver como una buena persona se va sin que puedas hacer nada es muy desgastante.
 
Por favor no tomen a mal lo que a continuación voy a escribir y si alguien piensa que es inapropiado o se ofende, le ofrezco una sincera disculpa, no es esa mi intención pero lo tengo que contar porque fue algo que me pasó:

El pasado Domingo cerca del medio día, fuimos a una misa que se celebró en su memoria, estando ahí es inevitable pensar en él, recordé que era seguidor de hueso colorado de las águilas del América que, casualmente, ese mismo día jugarían el partido final por el campeonato. Con el paso de la misa y la comida con la familia, dejé de pensar en eso. Unas horas más tarde y ya instalado en las gradas del estadio azteca, la porra del América empezó a cantar:

“ooolee, ole ole ole, chucho, chucho” y el recuerdo se hizo presente de nuevo en mi mente, sé que Chucho hubiera sido de los más felices después de esa noche.

Jesús dejó algo en todos los miembros de su familia, he platicado con varios y todos lo recuerdan de cierta manera, pero en general, todos lo recuerdan como una gran persona; quiero compartir con ustedes una de las últimas frases que Jesús nos dijo:

“No tendré mucho dinero, pero sí tengo muchas personas que me quieren.”

Descansa en paz Chucho.